Los gritos solo sirven si no abusas de ellos y ya tienes autoridad.
Los gritos son el último recurso que debe usar un maestro y a lo largo de todo el curso debes contarlos como se cuenta a los amigos, es decir, con los dedos de una mano.
Por supuesto, si en todo momento puedes evitar gritar, evítalo.
Es malo gritar a un grupo porque los gritos demuestran que el maestro carece de la autoridad suficiente para controlar la clase con palabras, es decir, abusar de ellos es una señal de debilidad y los niños se dan cuenta enseguida.
Es justificable que un maestro levante la voz únicamente cuando quiere dejar muy claro que un alumno o un grupo ha sobrepasado el límite con su mal comportamiento y solo es efectivo en voz de un maestro que previamente tiene autoridad sobre el grupo.
